La sequía imperante en la campaña 2008/09, el desfinanciamiento de los productores y las ajustadas reservas de agua en el perfil a inicios del mes de mayo eran los factores que hacían prever una intención de siembra con tendencia negativa, que reflejaba una disminución de aproximadamente el 20% con respecto a lo implantado en el ciclo agrícola anterior.
En las semanas siguientes el clima favorable hizo revertir esta tendencia concluyendo el escenario agrícola en una situación diametralmente opuesta a la detectada originalmente.
Los factores fundamentales que incentivaron a los productores entrerrianos a incrementar el área triguera fueron, entre otros:
La recarga hídrica de los suelos.
La atractiva relación precio del cereal – costo de los insumos.
La positiva negociación de los arrendamientos y su forma de pago.
La posibilidad de utilizar lotes de maíz y soja que habían sido bien preparados en la campaña 2008/09 y que por efecto de la sequía no pudieron ser sembrados.
Es importante destacar que Entre Ríos y el noreste y este de Buenos Aires fueron los únicos sectores que desde mayo a julio (período en el cual se realiza la siembra), mantuvieron una disponibilidad hídrica en el suelo superior a lo observado en el resto de la región pampeana.
Era notorio en ese momento la diferencia entre la situación de Entre Ríos y la condición hídrica de Córdoba, La Pampa, el oeste de Santa Fe y el suroeste de Buenos Aires.
Por medio del empleo de las imágenes MODIS puede apreciarse cuál era el índice de verdor de la vegetación desde mayo a julio; este índice permite relacionar la respuesta de la vegetación a la disponibilidad de humedad que cuenta el perfil del suelo, ver Gráfico 2.