La estimación de agua útil en el primer metro de suelo mediante el balance hídrico, refleja un retroceso en las reservas que bien puede no notarse con tanta facilidad a campo. Teniendo en cuenta las condiciones descriptas como predominantes al cabo de la semana pasada, es posible que la perdida de humedad del suelo haya sido inferior a la que arroja el cálculo. De todos modos una situación regular para una pastura se traduce en un nivel de agua que es suficiente para cultivos que ya finalizan su ciclo y que muestran una fuerte caída en su demanda hídrica. La pastura, sin embargo, sigue pidiendo siempre lo mismo y por lo tanto es más sensible, en esta hipótesis, a la disminución en la oferta de agua.
La demanda de lluvias para reponer o mantener valores de reserva adecuados para una pastura no es importante. Con acumulados del orden de los 20 milímetros a lo la largo de esta última parte de marzo o los primeros días de abril, esta situación de reservas se lograría o en todo caso se sostendría. Sería muy interesante que mientras se realizan las tareas de cosecha, la humedad no decaiga en forma destacada. Si bien es necesario que se aprecien ventanas de buen tiempo suficientemente largas como para trabajar con eficiencia, siempre hacemos hincapié en el equilibrio necesario para no alcanzar la época de la siembra de la fina en condición hídrica exigida o con faltantes que no permitan lograr implantaciones en fechas óptimas. En este sentido sería oportuno que se observen eventos pluviales semanales que para el mes de abril podrían rondar los 20 o 25 milímetros. Hacia el norte de la provincia, el mes de abril estadísticamente debería recibir más que 100 milímetros, pero entendemos que con este volumen se alcanzaría el mes de mayo con un patrón de reservas razonable como para proyectar la fina.