Las reservas de humedad siguen siendo buenas en el cierre de la campaña. Si bien la pastura refleja un predominio de la categoría regular en la disponibilidad de humedad, este panorama es seguramente menos ajustado para la soja. Como mencionábamos en la descripción del mapa de lluvias, Diamante, Nogoyá y las vecindades del sudeste de Paraná parecen sufrir un panorama algo deficitario, con lo cual allí la demanda de lluvias es más evidente, no acuciante, pero tampoco sería favorable que las semanas transcurran acumulando atrasos.
Recordamos que el mes de marzo o la transición hacia el mes de abril es un período donde naturalmente las lluvias deben crecer. Ante un escenario donde la disponibilidad de humedad atmosférica ha estado siempre alto, es posible que esto se cumpla, no necesariamente en marzo, pero si en la transición estacional. Cuando comienzan a llegar las masas de aire más frío a la franja central del país, si el aire remanente en la zona contiene altos niveles de vapor de agua, los procesos de condensación son más efectivos y esto se traduce en mayores desarrollos nubosos y mayor potencial pluvial. Como siempre decimos, esta es una época que demanda un delicado equilibrio entre las necesarias lluvias para recargar perfiles para la fina y el buen tiempo para la cosecha. Por lo tanto habrá que estar atentos a los pronósticos de corto plazo y aprovechar las ventanas que se presenten estables para avanzar con las labores de recolección.
Los sectores que presentan reservas escasas necesitarían acumular unos 40 milímetros para adecuar sus perfiles a la demanda de una pastura. Valores inferiores sostienen sin problema la evolución de cultivos tardíos que aún están en período de definición.