La salida del mes de noviembre ya definía al corredor Venado Tuerto - Pergamino como un eje donde las deficiencias hídricas ponían mucha presión sobre el andar de diciembre, justamente de cara a la floración del maíz. Pues bien durante el pasado mes se ha concretado un escenario muy riguroso, fundamentalmente en lo que lluvias se refiere, ubicándose los acumulados pluviales de muchas de las localidades ubicadas sobre el eje antes mencionado y su vasta zona de influencia, en valores record por su escasez en los últimos 40 años. Solo a modo de ejemplo mencionaremos que en Junín llovió apenas un milímetro. Contrastando la oferta de agua con la demanda del maíz, es lógico constatar a campo el triste panorama que muestran las sementeras.
Para dimensionar la situación actual de manera geográfica, el patrón pluvial ha sido deficitario en gran parte de Paraguay, las vecindades de Brasil, Uruguay, el NEA y la mayor parte de la región pampeana. Solo algunos corredores del norte entrerriano y el este correntino y los partidos costeros del sur de Buenos Aires, han recibido lluvias dentro de niveles que pueden considerarse normales para la época. En el NOA, también fueron buenas las precipitaciones, ubicándose en Salta zonas con sobre oferta de agua (más de 300 mm), casi como la única excepción de este tipo en todo el país.
En el mapa que clasifica las lluvias observadas en diciembre en relación a los valores medios que se obtienen de la estadística desde 1973, se observa un predominio abrumador de la categoría más baja de la escala. Por otra parte, es claro en el mapa de distribución de precipitaciones (izquierda) que el corredor de la zona núcleo antes mencionado, se encuentra en el centro mismo de la zona más seca.
Durante el mes pasado las temperaturas máximas presentaron registros muy destacados justo antes del único evento pluvial generalizado del mes. Sin embargo al computar los promedios mensuales y comparar con los valores estadísticos, solo resalta el sur de Córdoba, el norte de La Pampa, el centro oeste y noroeste de Buenos Aires con desvíos positivos superiores a los dos grados centígrados. Esto se repitió en el cordón de los Andes patagónicos, observándose en el resto del país un predominio de máximas normales o incluso sobre el este de la Mesopotamia, por debajo, ligeramente, de los valores normales.
Las temperaturas mínimas en forma más generalizada presentaron apartamientos negativos leves. Hubo varios enfriamientos destacados pero sin dudas el observado en el amanecer del 24 al sur del Salado bonaerense fue el más riguroso, incluso concretándose algunas heladas débiles de corta duración. Sobre el centro y el oeste de Buenos Aires e incluso extendiéndose a la zona núcleo la amplitud térmica fue marcada, condición típica de situaciones atmosféricas estables dominadas por sistemas de alta presión persistentes.