Para la estimación del área sembrada se emplearon imágenes satelitales correspondientes a los sensores MODIS TERRA y Landsat 5 TM; cabe mencionar que las imágenes del satélite Landsat 5 TM fueron provistas por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
Además del respaldo de las imágenes satelitales se contó con la valiosa interacción y el apoyo de la Red de Colaboradores, aunado al trabajo de campo realizado por los profesionales de la Institución.
Es importante destacar que el presente informe es solo una síntesis estadística de lo acontecido en el Ciclo Agrícola 2010/11, los informes completos de cada uno de los cultivos se pueden consultar en la página Web de la Institución:

 www.bolsacer.org.ar

A mediados del mes de mayo, con escasa humedad en la cama de siembra, se inicia la campaña triguera con una gran incertidumbre por parte de los productores sobre la cantidad de hectáreas que se dedicarían al cultivo, por dos razones fundamentales: el gran volumen de producción del año anterior que no se pudo comercializar y la inexistencia de un precio real del cereal a futuro.
A posteriori, las abundantes precipitaciones (fundamentalmente en el sector este del territorio provincial), provocaron la postergación de las labores por falta de piso, extendiendo la implantación hasta la primera quincena del mes de agosto.
A partir de la segunda quincena del mes de junio se produjo un incremento en la cotización del trigo, lo cual tuvo un efecto positivo ya que incentivó a los productores a seguir sembrando a pesar de lo avanzado del año calendario.
Cabe mencionar que, de no haberse producido esta modificación en los precios probablemente el área de trigo hubiera experimentado una caída más severa.
En lo que respecta al lino, la abrupta caída tanto en superficie como en producción posiblemente se relacionó estrechamente con el pequeño nicho comercial que tuvo la producción linera entrerriana; la cual al exceder este umbral genera una sobreproducción, que inevitablemente tiene incidencia negativa en los precios y por ende en la intención de siembra de próximas campañas.

Los modelos climáticos para la campaña 2010/11 pronosticaban un situación para el Pacífico Eucatorial con temperaturas por debajo de lo normal, es decir que anunciaban la presencia de un evento “La Ñiña”. Por lo tanto, el escenario a futuro era de lluvias por debajo de lo normal.

Bajo esta consigna productores priorizaron la siembra temprana del maíz, para evitar la que la floración del cultivo fuera en el mes de enero, que se comporta como el más exigente en lo que a demanda hídrica se refiere, por tal motivo la implantación comenzó durante la segunda quincena de agosto, finalizando en la primera quincena de octubre.
Si bien durante los primeros estadios fenológicos, el cereal contó con buenas condiciones para la germinación y desarrollo no presentando problemas sanitarios; a partir de la segunda quincena del mes de noviembre la falta de precipitaciones provocó el estado de sequía en los suelos de prácticamente todo el territorio provincial.

La siembra de soja de primera comenzó en la segunda quincena del mes de setiembre y finalizó en la segunda quincena de diciembre.
En lo que respecta a soja de segunda, la implantación dio inicios en la primera quincena de diciembre y concluyó durante la segunda quincena de enero.
A pesar de que la campaña 2010/11 fue signada por una tendencia de lluvias por debajo de lo normal, fue la ocurrencia de las mismas en momentos claves para el cultivo lo que permitió que la producción no sufriera mermas tan importantes. Ya que hay que recordar que la soja de 1era recibió precipitaciones dentro de su período crítico y además los departamentos que mayor proporción de soja de 2da tenían implantada tuvieron reservas aceptables en el mes de marzo.

La implantación de la oleaginosa se inició hacia fines de la segunda quincena de agosto con una intención de siembra que se posicionaba muy similar a los valores de la campaña 2009/10.
Posteriormente la cotización del cultivo experimentó un alza, además las perspectivas climáticas para los meses de diciembre y enero eran favorables, lo cual tornó algo más atractiva la siembra de girasol.
Por otra parte, los graves problemas y daños recurrentes ocasionados por las aves plagas en las últimas campañas se comportó como una barrera difícil de superar para lograr un incremento significativo en la superficie.

Mientras que la situación climática no fue la ideal para el desarrollo del cereal ya que se evidenciaron síntomas de estrés hídrico (fundamentalmente en los meses de diciembre y enero), la producción fue prácticamente igual a la de la campaña 2007/08, la cual se posicionó como la mayor en los últimos once años; lo cual por un lado habla de la estabilidad y la rusticidad del cereal a situaciones climáticamente adversas y por otra parte, en muchos casos el manejo del cultivo y el nivel tecnológico aplicado no le permite expresar el máximo potencial alcanzable para la provincia de Entre Ríos.

Dada las características ecofisiológicas del cultivo de arroz, la presencia de un evento “La Niña” o bien el estado de Neutralidad en el Pacífico Ecuatorial posibilitan el ambiente más favorable para que el cultivo exprese su máximo potencial; ya que el cereal es susceptible a la falta de radiación solar que se ve reducida con días nublados o bien con el aumento de los días con precipitaciones.

Las Tablas 8 y 9 muestran los datos de superficie sembrada y producción por cultivo y por departamento en la provincia.

La Tabla 10 contiene la información de superficie sembrada, superficie agrícola y producción desde la campaña 2000/01 hasta la fecha.

En el Gráfico 1 puede observarse la evolución de la superficie agrícola y la producción total. Se entiende por Superficie agrícola las hectáreas efectivamente utilizadas (es decir descontando el área en la que se hace doble cultivo).
En ambos ítems se aprecia un crecimiento sostenido con excepción de la campaña 2008/09 relacionada con una inusual situación de sequía estival.

La Tabla 11 expresa la variación con respecto al ciclo agrícola anterior en la cual se aprecia un crecimiento del 4,01% en la superficie ocupada y una caída del 9,12% en la producción total.