Es importante que estas celebraciones nos encuentren trabajando con la mirada puesta en el largo plazo, para que no sólo los cerealistas continuemos superando las cifras de producción, sino que además esa producción se transforme en generación de trabajo, inversión, arraigo y, por sobre todas las cosas, proteja a nuestro hombre de campo y a su familia, destinatario básico y fundamental de esta celebración.
Debemos construir consensos que nos permitan (como hace tiempo sostenemos) lograr mayor producción pero con más productores, cuidando el medio ambiente, con una distribución equitativa de la rentabilidad y una total transformación de las materias primas en alimentos terminados para las góndolas del mundo. Sería ésta la mejor manera de homenajear tanto a los que trabajan la tierra como a quienes comercializan la producción. Nuestro más afectuoso saludo para todos los integrantes de esta virtuosa cadena agroalimentaria.