El presente informe indica que el sector agropecuario entrerriano para lograr la implantación y cuidados de los cultivos requerirá unos 630 millones de dólares (que representa unos 11 mil millones de pesos), los cuales dinamizan la economía provincial.
La rentabilidad del sector se ha reducido notablemente en los últimos años lo que hace a este riesgo de alta inversión sea aún mayor.
El 70 % de esta inversión es financiada por cooperativas, acopios y empresas privadas, con una muy baja participación bancaria, ya que el productor no cuenta con tasas acordes en relación a la inversión realizada.
Una vez que los productores siembran, lo hacen arriesgando una enorme cifra de capital de trabajo con la esperanza de que el clima y el mercado lo acompañen. No existen seguros acordes al capital invertido y que posean un costo que pueda soportar el productor. Por lo tanto, cuando el escenario climático se torna adverso, se recurren a las Emergencias Agropecuarias y lo único que hacen es prorrogar el vencimiento de los impuestos y no dando una solución al sector productivo.
Por ello, sería de gran importancia contar con un seguro agrícola que minimamente cubra los gastos de inversión, es decir un sistema que amortigüe las perdidas de la inversión de los productores.
Al final de la campaña, el productor se encontrará con una alta presión tributaria y que no esta siendo retornada en servicios e infraestructura en la provincia, en especial en el mal estado de los caminos secundarios y terciarios que afectan y encarecen la salida de la producción.