Tal vez el dato más certero o probable que dio a conocer el Usda (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) en su informe del pasado 11 de julio, tenga que ver con el aumento proyectado en el consumo de todas las commodities agrícolas.
Para el año 2012 se proyecta un consumo global récord de 2.270 millones de toneladas, considerando solamente trigo, maíz, soja y arroz. Con respecto al año anterior, implica un aumento en el consumo total de 69 millones de toneladas, cuando se llego al récord de 2.200 millones de toneladas.
Es mucho más predecible proyectar y acertar los aumentos del consumo de cada producto que estimar la futura producción de soja o de maíz en los Estados Unidos. Siempre el Usda ha tenido que ajustar en mayor o menor medida, desde siembra a cosecha, su estimación de producción y no tanto su estimación de consumo.
El producto estrella que viene batiendo récords de consumo, año tras año, es sin lugar a dudas el maíz.
Y en esto tiene que ver el cambio global que ha habido en los hábitos de consumo y el crecimiento de dietas cada vez más ricas en proteínas animales. Para el maíz se proyecta un volumen de consumo récord de casi 878 millones de toneladas, una ganancia de 35 millones de toneladas con respecto al consumo registrado en la campaña anterior.
Con respecto al aumento del consumo global de los cuatro productos, el aumento del maíz representa el 50 por ciento. El segundo producto en importancia lo disputan el trigo y la soja, con un aumento equivalente del 19 y 18 por ciento del total, respectivamente. Implican una suba de 13,4 millones de toneladas de trigo y 12,4 millones de toneladas de soja.
En el análisis del consumo proyectado por fuente de demanda, en este caso demanda de proteínas animales, el consumo total de maíz y soja llega al récord de 1.144 millones de toneladas, un aumento conjunto del mismo de 47,3 millones de toneladas, equivalente al 68 por ciento del aumento global de los cuatro productos.
El aumento proyectado en el consumo de arroz, tanto a nivel absoluto, 8,4 millones de toneladas, como a nivel relativo, 12 por ciento, muestra que el consumo de “alimentos baratos” está más relacionado al crecimiento demográfico que a la mejora del poder adquisitivo de la población.
Vemos entonces que la mayor tracción del consumo la están ejerciendo los consumidores con mayor plata en sus bolsillos, y éstos la vuelcan al mayor consumo de proteínas animales. Estamos ante un cambio en los hábitos de consumo y en las dietas alimentarias de millones de habitantes, que provienen en su mayor parte de China, India, África, Brasil y países de Medio Oriente.
Analizando el maíz vemos que el Usda, en una acción por demás optimista, ha aumentado el estimado de producción de maíz americano, pasando de 335,3 millones de toneladas estimadas el mes anterior a 342,15 millones estimadas en el informe de este mes.
De confirmarse este volumen de producción estaríamos ante un nuevo récord. Y a pesar de ello el volumen de producción global de maíz –872,4 millones de toneladas– no logra superar el consumo récord estimado de 877,6 millones de toneladas.
China, siempre China. Un dato muy relevante del informe del Usda es el referente a las importaciones de maíz de China, destacando que este año China se proyecta con el mayor volumen registrado de consumo de maíz: 182,5 millones de toneladas.
Siguiendo con esta tendencia de aumento en su consumo interno, los chinos deberán importar este año mas de dos millones de toneladas, un crecimiento fuerte comparado con las 500 mil toneladas importadas durante la actual campaña, siempre de acuerdo al ultimo informe publicado por el Usda.
Si bien el aumento proyectado de la producción de maíz americano y su impacto en la mayor producción global pueden considerarse factores neutrales a bajistas para el mercado, la mayor demanda de maíz importado por parte de China será sin ninguna duda el principal factor alcista para los precios el maíz internacional, reflejados en Chicago y en el FOB Golfo de México.
Por parte de la cosecha récord de maíz que se espera para los Estados Unidos, el clima durante las próximas cuatro semanas y su impacto en momentos de la floración del maíz tendrá la última palabra.

Fuente: Agrositio